Vuelta al mundo cruel

No sé qué contar de todo lo que he hecho en Suecia. Sólo sé decir que ha estado genial, muchísimo mejor de lo que me pensaba (creía que el ambiente estaría algo tenso por todo lo que ha pasado en los últimos días, pero lo hemos llevado lo mejor posible).

Algunas cosas de las que he hecho (pillines, pensabais que os iba a contar TODO lo que he hecho? jaja):

-compartir litera en un albergue con una mujer de más de 65 años que roncaba y hacía ejercicios en la cama a las 7 a.m. (Puntuación: 5/10, porque es una anécdota que jamás olvidaré)

-perderme por las calles caóticas de Estocolmo. (1/10. Quién coño estructuró la ciudad?)

-Ir al IceBar (7/10. Quien diga que hace frío en ese bar se gana una colleja. Pero pasas un buen rato)

-Hablar de temas interesantísimos con gente interesante. (8/10. Hablar de ciertos temas con unos americanos TAN interesantes no tiene precio)

-Entrar en cada H&M que veíamos, y terminar comprando en Zara. (4/10. Nos perdimos, nos volvimos a perder y ni siquiera nos entendíamos. Qué 2 horas)

-Cenar en un coreano. (7/10. Joer cómo picaba el jodío pollo)

-Pasar la noche en un muy buen hotel a gastos pagados. (15123/10. Inolvidable)

-Ver el mejor cielo estrellado en mi vida. (9/10. qué cielo, qué compañía)

-Viajar de noche en un ferry al estilo "Vacaciones en el mar". (15112/10. Cena, paseos, conocer gente, conversaciones eternas, etc etc. Inolvidable)

Ahora no queda más remedio que guardar esto en una cajita con los demás recuerdos y volver a la realidad. Ha sido bajar del taxi y separarnos, y algo me ha golpeado justo en el pecho. Y vuelve a doler.